Esta casa de labranza gallega, una joya en piedra, madera y pizarra, ofrece un patio interior con alpendre y horreo. Las paredes y tejados están en excelentes condiciones. La planta baja, con cuadras y cocina de leña, espera restauración. En la primera planta, cinco habitaciones y un baño. El bajo cubierta tiene potencial. En una amplia finca inclinada, con fácil acceso desde la carretera, un antiguo alpendre de piedra con horno completa la propiedad, un lienzo en blanco cargado de historia y posibilidades.
Esta antigua gran casa de labranza gallega, de forma cuadrada y construida con auténtica pasión por la artesanía en piedra, madera y pizarra, es un testimonio vivo de la rica herencia arquitectónica de la región. En su corazón, un espacioso patio interior actúa como el nexo entre su historia y el mundo exterior, ofreciendo acceso a la calle y revelando tesoros como un grandioso alpendre y un tradicional horreo gallego, símbolos de la vida rural que añaden un carácter distintivo.
Esta estructura, perfectamente sólida, ha soportado el paso del tiempo con gracia y se encuentra en buen estado de conservación. Dos de sus lados exhiben una hermosa piedra que ha sido cuidadosamente revocada y pintada, mientras que los otros dos muestran la piedra original en su esplendor natural.
La planta baja de la casa, aunque sin reformar, evoca el pasado agrario con sus antiguas cuadras y una cocina espaciosa, donde el fuego de leña aún puede revivir. Aunque espera pacientemente su restauración, este espacio es una invitación a la creatividad y a la reinvención.
Subiendo a la primera planta, un mundo de posibilidades se despliega bajo un techo de placa. Aquí, cinco amplias habitaciones y un cuarto de baño ofrecen espacio y comodidad. Una de estas habitaciones incluso ofrece el acceso al bajo cubierta, aunque las escaleras aún están por construir. Este último es un lienzo en blanco, con un gran potencial para convertirse en un espacio único.
La casa se encuentra enclavada en una extensa finca, suavemente inclinada y salpicada de posibilidades. En su parte baja, colinda con una carretera de fácil acceso, lo que garantiza comodidad para los residentes y visitantes. Al otro lado de la carretera, un pequeño alpendre de piedra alberga un antiguo horno de leña, un testigo silencioso de las tradiciones culinarias de antaño.
En resumen, esta propiedad es mucho más que una casa; es un lienzo en blanco lleno de historia, encanto y potencial, esperando a que alguien escriba el próximo emocionante capítulo en su legado.
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Sureste
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Exento
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