Molino de Vilasantar. molino de piedra con 3.7 hª de finca

Descripción

En Vilasantar, La Coruña, en 1894, comenzó la construcción de lo que hoy podría ser un auténtico pedazo de historia industrial. Y una casa excepcional. En sus 250 m2 de superficie, encontramos estos elementos de su actividad histórica perfectamente conservados. Y también un espacio maravilloso, rehabilitado y mantenido con buen gusto, adaptable a las necesidades de sus nuevos propietarios en cuanto a distribución y detalles. Todo rodeado de naturaleza, agua y tranquilidad.

Un molino de piedra. Una casa llena de vida, lista para empezar de cero.

Construido por el bisabuelo del actual propietario, este edificio tuvo varios proyectos que aún hoy se conservan. El hecho de que no haya cambiado de manos en más de un siglo es una garantía de calidad y cuidado. La casa fue primero un edificio industrial, como ya hemos visto, y más tarde se reconvirtió en vivienda. De hecho, en su gran salón se puede ver la tolva original del molino, con su maquinaria intacta. Y también la turbina generadora de electricidad.

En la planta baja, encontramos el mencionado salón, con su amplia chimenea a la que se ha acoplado un ingenioso sistema de calefacción. Dispone de varias estancias muy luminosas. También está la cocina, que combina elementos antiguos y modernos. Además, en esta planta, encontramos el antiguo aserradero, ahora convertido en un original comedor, de cuyo techo cuelga un antiguo barco de madera, batuxo en gallego. También hay un cuarto de baño con ducha. Actualmente es el único de la casa, pero se está trabajando para preparar la instalación de otro en la planta superior.

En la primera planta, tras pasar por un pequeño y bonito salón abierto en el rellano de la escalera, descubrimos dos dormitorios. Uno con cama de matrimonio y dosel. Y otro muy grande con tres camas y mobiliario suficiente; tabicado al gusto de los nuevos propietarios, se podrían conseguir más habitaciones.

En la tercera planta hay un tercer dormitorio doble, con dos camas con dosel. El mobiliario de todos estos espacios, en su mayoría original de la época de construcción o con al menos 100 años de antigüedad, encaja perfectamente con el estilo de la casa y estaría incluido en el precio de venta, salvo algunos objetos personales

¿Quién tiene en su salón un objeto que fue premiado con la Medalla de Oro en la Exposición Universal de Bruselas de 1910, como gran innovación de la época, y que aún funciona perfectamente? De hecho, con el tiempo podría producir electricidad. O se puede comer en una sala que fue el aserradero que permitió el funcionamiento de la ganadería y la agricultura gallegas durante siglos: los zuecos de madera. Y con gran parte de la herramienta original celosamente guardada. Un molino como éste era mucho más que una instalación industrial o agrícola. Era un punto de encuentro social, donde los vecinos intercambiaban experiencias mientras el grano caía en la tolva que hoy puede verse, intacta, en el salón de esta casa. Un lugar vivo, mucho más que un simple molino de agua de piedra.

La casa está lista para que los nuevos propietarios adapten algunos detalles a su gusto. Parte de la instalación eléctrica y la fontanería podrían terminarse por encargo. Sin embargo, en la actualidad, la calefacción funciona perfectamente, con varios sistemas. Algunos reutilizan el calor de la gran chimenea para repartirlo por toda la casa. También cuenta con un horno de pan tradicional.

 Sus 37.000 m2 de terreno, siempre han sido una sola propiedad. Hoy está dividida en dos por una estrecha carretera con muy poco tráfico. Esta propiedad contiene, además del molino de agua de piedra, una cabaña de piedra utilizada como leñera, de 27 m2. Pero la joya de este terreno es la balsa que forman las aguas del río Cabalar en la presa del molino: una lámina de agua de unos 700 m2, con fondo arenoso. Una piscina fluvial a los pies de la casa.

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