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En el corazón del apacible pueblo de Trabada, se encuentra esta propiedad que evoca tiempos pasados y que está llena de posibilidades. Situada en la misma plaza de la iglesia, esta antigua casa parroquial conserva el alma de su pasado, ofreciendo un lugar con carácter e historia. A escasos metros del Camino de Santiago-Camino del Norte
Con una extensión de 1.700 metros cuadrados, el conjunto arquitectónico se compone de varias edificaciones que encierran historias en sus muros de piedra. La casa principal, con su imponente presencia, se distribuye en tres alturas, cada una reflejando la esencia de la arquitectura tradicional gallega. Al cruzar el umbral, un espacioso y acogedor recibidor con varias de sus paredes en madera de castaño da la bienvenida, impregnando el ambiente con el calor de los materiales nobles. En esta planta baja, cuatro estancias esperan ser restauradas, mientras la escalera principal nos conduce al primer piso, donde un amplio salón actúa como distribuidor hacia las distintas habitaciones. Aquí encontramos una gran cocina con su tradicional cocina de leña, un baño y dos estancias. En la segunda planta, una habitación nos guía a otras tres, conectadas a su vez con las escaleras que llevan al bajo cubierta, un espacio lleno de encanto y posibilidades.
Más allá de la casa principal, la propiedad alberga una segunda edificación en estado ruinoso de 108 metros cuadrados y un almacén de 50 metros, ambos accesibles a través de un evocador patio interior. Como testigo del paso del tiempo, un gran hórreo se erige en la finca, recordándonos la riqueza etnográfica y cultural de la zona.
Su privilegiada ubicación permite disfrutar de la tranquilidad del entorno sin renunciar a la comodidad de los servicios esenciales que ofrece el propio pueblo. Además, su cercanía a lugares emblemáticos como Lourenzá, Vegadeo, Ribadeo y Foz la convierten en un enclave ideal, a tan solo veinte minutos de las playas de A Mariña.
Es cierto que la propiedad requiere una restauración integral, incluso en su jardín, que aguarda paciente una nueva vida. Sin embargo, en sus muros de piedra, en sus vigas de madera y en cada rincón olvidado yace la oportunidad de devolverle su antigua grandeza, de convertirla en un hogar lleno de historia, carácter y belleza atemporal.
* Publicación con fines informativos, no vinculantes o contractuales. Puede contener errores o estar sujeto a variaciones.
1.706 m²
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